El lenguaje y la colonización
El legado de la colonización y su efecto en el lenguaje.
Aquí hablamos sobre el tuteo y el español formal como opciones de habla en nuestro idioma. Puedes aprender más sobre la historia y elegir cuál estilo prefieres para tu traducción.
La colonización de los primeros pueblos trajo consigo la imposición arbitraria de nuevas costumbres, religión, cultura, creencias y lenguaje. Gran parte de la sabiduría ancestral y tradiciones milenarias fueron prohibidas y las lenguas fueron castellanizadas. Hoy en día, son pocos los pueblos que aún conservan la pureza de su lengua.
Una de las herencias de la colonización en el lenguaje es el uso de los pronombres USTED, TÚ y VOS. Lenguas como el Náhuatl y Quiché y algunas lenguas Cheroquis no tienen la forma USTED, sin embargo, ya conocían el respeto no solo entre las personas, practicaban el respeto por la flora y fauna, la naturaleza y la tierra misma.
Durante la edad media en España, se utilizaba TÚ para familiaridad mientras que VOS lo era para señalar distancia y respeto. En el siglo XVI, la forma VUESTRA MERCED empezó a ganar terreno, como forma de mayor cortesía, para finales de este mismo siglo, VUESTRA MERCED (VD) dio lugar a la variante (UD), o sea USTED. Para el siglo XVII, ya se utilizaban las variantes TÚ, VOS, VUESTRA MERCED y USTED.
Fue así, que con la llegada de la colonización a las Américas llegaron los pronombres y la separación y catalogación de las personas. Se empezó a tratar al pueblo como seres inferiores, por lo tanto, a tratarles de TÚ, independientemente de su edad, mientras que a lxs colonizadores había que hablarles de VUESTRA MERCED, marcando así, su superioridad disfrazada de “respeto”. Con el mestizaje, VUESTRA MERCED pasó a ser la manera de dirigirse a la gente acaudalada y educada y más adelante, ya con la variación USTED, también pasó a separar a la gente mayor.
Los primeros pueblos fueron obligadxs a agachar la cabeza y hablar con ‘respeto’ a aquellxs que se consideraban superiores. Y así, generación tras generación surgió la separación y clasificación en nombre del respeto. El uso de USTED se extendió entre xadres e hijxs, jefxs y empleadxs, personas mayores y jóvenes, desconocidxs y familiares. Hasta el día de hoy, ésta es la norma en algunos países como México, por ejemplo.
Hay que señalar que el USTED, TU Y VOS, se anclaron de distinta manera en diferentes partes de las Américas. Sólo por mencionar algunos, en Argentina por ejemplo el VOSEO constituye la norma culta y general por igual. El VOSEO es reciproco, se usa entre profesorxs y alumnxs, en las tiendas o en el taxi, etc. En Costa Rica, se utiliza el USTED de autoridad y respeto ante la gente mayor y lxs niñxs; y el VOSEO es reciproco, aunque también va de arriba a abajo en la relación social. En Colombia se acostumbra el USTED reciproco, aunque varía según las regiones.
Una encuesta realizada por Alejandra Mastrangelo señala que el 90% de las personas encuestadas prefieren el TUTEO. Señalan que el respeto no depende del USTED y que debe ser un acuerdo entre hablantes. Otrxs encuestadxs señalaron que el TUTEO genera un efecto rejuvenecedor para las personas mayores y una sensación de camaradería entre lxs jóvenes. En lo que se refiere al ámbito laboral, las opiniones están dividas. Es ahí donde más se atestigüa la colonización, hay una separación entre jefxs y empleadxs, entre arquitectxs y albañilxs, entre profesorxs y estudiantxs...etc
Al final cada quien decide como quiere hablar, la propuesta es tomar en cuenta al interlocutorx y preguntar como quiere ser tratadx: TÚ, VOS o USTED, de tal manera que no haya división entre personas, que al fin de cuentas todxs somos iguales y eso ya los sabían los primeros pueblos.
En Cenzontle nuestro trabajo es derribar barreras, construir puentes y hacer justicia de lenguaje. Por tal motivo, invitamos a nuestres clientes al solicitar nuestros servicios, que llenen el formulario indicando el estilo de lenguaje de su predilección. (formal, informal, inclusivo, tradicional, no binario). Estamos comprometides a cumplir plenamente con sus necesidades.
Créditos: Instituto Cervantes Estocolmo y Alejandra Mastrangelo